martes, 21 de julio de 2009

Cancún Quintana Roo/ Daniela Palacios





Daniela Palacios tiene un pacto con la seducción y el erotismo, con ellos, recrea los mitos colocando tesituras transversales en el color y en la condición humana. Los trazos de Daniela reconocen al reposo como una sustancia vital en la que subyace un movimiento constante y, en sus silencios, habitan verdades que prescinden del discurso.

 

Daniela estudia las palabras como signos e interioriza el asombro, más tarde lo cuestiona y lo suspende en cuerpos y formas, ella, al igual que la sangre o la existencia, circula en el ámbito de lo sagrado. La sexualidad transfigurada en arte se vuelve erotismo y la obra de Palacios nos ofrece un escenario plástico donde las líneas de los cuerpos transgreden la forma y rozan los límites de lo tangible.


Daniela Palacios tiene un pacto con la seducción y el erotismo, con ellos, recrea los mitos colocando tesituras transversales en el color y en la condición humana. Los trazos de Daniela reconocen al reposo como una sustancia vital en la que subyace un movimiento constante y, en sus silencios, habitan verdades que prescinden del discurso.

 

Daniela estudia las palabras como signos e interioriza el asombro, más tarde lo cuestiona y lo suspende en cuerpos y formas, ella, al igual que la sangre o la existencia, circula en el ámbito de lo sagrado. La sexualidad transfigurada en arte se vuelve erotismo y la obra de Palacios nos ofrece un escenario plástico donde las líneas de los cuerpos transgreden la forma y rozan los límites de lo tangible.


Ahora Palacios explora aquellas fragmentaciones plásticas que concilian los orígenes con los deseos profundos, en su búsqueda, lo sutil y lo bello se ubican en primer plano, la selva se deconstruye, los cuerpos desnudos reposan en las veladuras y nos observan rendidos frente a una verdad primigenia que recorre los senderos del absoluto. Es entonces cuando Adán y Eva aparecen ensoñando, intentando, se desplazan por la otredad, encuentran en el lienzo un intersticio por el que arriban a nuestras realidades y concluyen que es prudente mantener los ojos cerrados para vernos completamente.



Y es que dirigirse a la esencia, a lo sutil y a lo bello, significa también realizar un viaje y Daniela ha debido negociar con el viento y con la lluvia para procurar otro destino a las semillas que estacionalmente nos recuerdan la fugacidad y la permanencia del instante. En su obra de peregrinación, me queda claro que la semilla y la piedra se encontraban en el cuadro mucho antes de iniciar el primer trazo y al unirse a la intención creadora de Palacios, los colores cubrieron el espacio y la otredad nos otorgó la imagen.

 


 





La pintura de Daniela Palacios es una ventana a un espacio inacabado, a un tiempo suspendidoen el lenguaje corporal y en las expresiones vitales


Claudio Obregón Clairin.

1 comentario:

  1. EN SUS VENAS CORRE EL ARTE DE SER DANIELA PALACIOS,
    ARTISTA COMPROMETIDA Y AMIGA SINCERA, DIRECTA Y EROTICA AUN EN LA INOCENCIA,,,,LO MEJOR DE DESARROLLO Y VIDA Y EL EXITO POR MERECIMIENTO A ESTA LUCHADORA FELIZ,,,,GRACIAS POR TU TRABAJO DANIELA,,ERES DE LOS ANGELES QUE DIOS MANDO A LA TIERRA PARA LA GENTE DE AMOR. UN BESO
    GUILLERMO DEL CASTILLO H.

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