lunes, 27 de diciembre de 2010

Ante el espejo (reflexiones al final de una década). Ensayo. Keops Guerrero. Barcelona 2010.

ANTE EL ESPEJO
A los que nacimos a mediados del siglo pasado, nos parecía el año 2000 una nueva era, nos imaginábamos una nueva humanidad llena de tecnología vanguardista, nuevos medios de comunicación, automóviles aéreos, energías renovables, sistemas digitales, rascacielos interminables, viajes tridimensionales, contactos cercanos del tercer tipo. Pero también intuíamos que alrededor de todo aquello se cernía una oscura nube de caos. Cambiarían las relaciones interpersonales, la manera de alimentarnos, la salud del planeta, el brillo del sol, incluso se pensaba hasta en un éxodo a otros mundos ¡La salvación de la humanidad!
Al terminar esta década, este ciclo corto de una cuenta larga de la humanidad, nos hemos topado con la terrible realidad ante un espejo que nos dice quienes somos como especie. Osamos llamarnos seres divinos e irrespetamos y permitimos la violencia hacia las mujeres y todo lo que conlleve una connotación femenina, en muchas partes del mundo las mujeres, los seres que dan vida, que permiten la creación, esa mitad que hace a nuestra especie ser quién es, es mutilada, degradada, sobajada, abusada y totalmente desvalorada, carece de personalidad, es algo, no alguien. Nos atrevemos a llamarnos seres inteligentes y permitimos la guerra por cuestiones tan estúpidas como la intolerancia a las creencias de los demás, la propiedad, los recursos y el poder. Nos creemos seres superiores y nuestros cuerpos nacen con menos defensas y un sistema inmunológico más deteriorado cada generación. Nos asumimos como seres conscientes y el tabaquismo es la primer causa de muerte en el mundo, sin mencionar los estragos que el abuso de alcohol y uso de drogas causan a nuestra evolución del cerebro. Tenemos el descaro y la desfachatez de decir que creemos en Dios (de la religión que sea) y permitimos la pedofilia, la esclavitud y el hambre de nuestros semejantes. Creemos fehacientemente que hay un cielo o un infierno dantesco que nos esperan al final, sin saber que no hay finales, hay instantes.
Si somos seres sensibles y medianamente conscientes, entonces ¿Qué hemos hecho? ¿Cómo es que hemos llegado a este punto? ¿Podremos tomar de nuevo el camino? ¿Podremos mirar hacia adelante con convicción y voltear la cara con vergüenza por lo permitido?
En esta década se han ido muchos de los grandes artistas, creadores y pensadores, probablemente era su tiempo o tal vez sucumbieron al absurdo humano. John Darnton, a través de su libro Neanderthal, de una manera muy sublime disfrazada de ficción nos dice: “…Es imprescindible ver las cosas desde otra dimensión. Imaginad que estáis en el centro del mundo –de vuestro mundo-, cuya periferia está constituida por los otros. El horizonte de uno linda con los demás. Es como el sistema solar. Uno es a la vez el sol y los planetas. Uno ve gracias a los demás pero también ve por sí mismo. El día que un miembro de la tribu muere, un planeta se desintegra; es algo que se puede sentir personalmente, no solo por empatía sino porque una parte de uno mismo muere…” El hecho es que los que aún permanecemos podemos reflexionar y tener el valor de mirarnos en el espejo para comenzar a asumir y realizar cambios en nuestro interior y nuestro entorno.
Pensando en Gandhi y en Rita Montalcini cité a mis amigos:
“…Ojalá que no perdamos la esperanza de que la paz es alcanzable, pero tampoco la certeza de que mañana mismo puede desaparecer la humanidad…”
Lo que se escriba en este nuevo ciclo es responsabilidad nuestra, comencemos con recapitular nuestro paso por este instante de diez años que ya se fue y con apertura descubramos con asombro lo que viene. Concentrémonos en la luz y dejemos que las sombras se dispen. Hay que estar todo el tiempo alertas y bien despiertos.
KEOPS GUERRERO